jueves, 13 de diciembre de 2012

PEQUEÑO CUENTO PARA UN ÁNGEL






PEQUEÑO CUENTO PARA UN ÁNGEL
Por Luis Enrique Cruz Villada

NO SOY ALGUIEN PERFECTO, ME SUELO EQUIVOCAR MUY DE VEZ EN CUANDO, INCLUSO MÁS DE LO DEBIDO.

NO SIEMPRE ENCUENTRO LA ARMONÍA DE MI CANCIÓN, SOY ALGO IMPULSIVO Y A VECES ACTÚO SIN PENSAR.

SUELO DISTRAERME Y CON UNOS CUANTOS VERSOS ALGUNAS EMOCIONES EXPRESAR.

NO TE PIDO EL CIELO, NI MIL PUESTAS DE SOL, NO QUIERO CIEN ESTRELLAS, TAMPOCO NUBES DE ALGODÓN, QUIERO DARTE MI CARIÑO Y A CAMBIO UN LUGAR EN TU CORAZÓN.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

NUNCA PREGUNTASTE...



NUNCA PREGUNTASTE...

Por Luis Enrique Cruz Villada


¿Acaso te preguntaste si iba a estar bien sin ti?, ¿si no me iba a doler?, ¿si acaso no te iba a extrañar?
¿Cuántas veces me has tratado de olvidar?, quizá tantas como yo.

Y es que no puedo llegar a casa sin sentir que algo hace falta, que la luz que antes ahí habitaba se apagó, se extinguió, he incluso llegado a pensar que quizá la casa es demasiado grande para mí.

Que le haces falta a mis brazos, a mis labios, tanto que mi mente juega conmigo y me hace creer que llegaras por la tarde y me besarás, preguntándome como estuvo mi día.

Le haces falta al sofá, a mi ropa que me pregunta porque ya no cubre tu piel, y a mi cuerpo que me pregunta porque ya no tiene tu aroma en él.

Y es que muero por decirte que te extraño, que mis manos me claman tu cintura en ellas, que mi cuello pide a grito que lo vuelvas a besar.

Pensaste que sería lo mejor, que marcharte me iba a hacer bien, que todo iba a seguir como si nada.
Se te olvido que a diario extrañaba tus risas, que no había momento que no estuvieras y que no me sintiera desesperado, ansioso.

Que a pesar de mi mal carácter, mis malos ratos… siempre arrancabas de mis labios un TE AMO.

domingo, 9 de diciembre de 2012

QUÉDATE EN MIS OJOS





Por Luis Enrique Cruz Villada





Quédate en mis ojos, como las olas en el mar…
Una frase que debí decirte alguna vez, así como recordarte todas noches cuanto te amo.
Pero hoy me tengo que ir, tú así me lo pediste – lo  siento, se me acabo el amor –  y no me quedo nada más 
que hacer que aceptar que era hora de decir adiós.

Mi autobús sale mañana a las 6, y es por eso que te escribo esta carta.

Te prometo intentar no pensar en ti, llorar lo menos posible.
Te prometo quemar y destruir los recuerdos.

También te prometo que tratare de llevarme  el aroma de mi lado de la cama, esconder las fotografías y llevarme mi guitarra, condenar al olvido los acordes que sonaban en el piano con tu canción.

Prometo llevarme los besos, las caricias, tus miradas cuando hacíamos el amor, la manera en como me besabas, como me hacías morir cuando jugabas con mi cuello.

Prometo que si nos encontramos, fingiré un saludo casual, un ¿Cómo estas?, como cualquier otro.
Prometo fingir que no paso nada, que no existí en tu vida.

Lo último que puedo prometer es que, quizá, en algunos años veras esta carta, o las fotos que olvide, quizá alguna camisa o mi chamarra con tu aroma, y entonces, quizá sonreirás