Carta para la sonrisa
más bonita del mundo.
Por
Luis Enrique Cruz Villada
¡Qué maravilla son sus labios!,
su encantadora forma de reír, si exquisita y atrevida manera de besar.
Cuan suaves son sus manos, cuan hipnotizaste
la forma en que se posan en mi brazo.
Y qué decir de la constelación de
su piel, mil lunares por contar, ¡vamos!, no tengo prisa en llegar al final, y
si acaso pierdo la cuenta… ¡encantado vuelvo a comenzar!
Déjeme perderme en su mirada, y
encontrarle entre aquella multitud, justo frente a los pasteles que decoran la
ciudad.
¿Panditas rojos?, ¿la nostalgia
de las tardes de estos días?, ¿helado y coca cola?, No importa cuál sea el
tema, por favor no deje de hablar, ¡concédame el honor de hacerle sonreír!
Cuan embriagante resulta su
aroma, delirante la forma en que mi mano amoldo en su cintura, ¿amoldará entre
los huecos de sus dedos?
Casi son las 7: 30, el tren no
tarda en partir. Asalte mis labios con sus besos una vez más.
Hasta pronto, escucho de su voz…quiero
volver a verle, deje a nuestros labios salir y encontrarse una vez más.
Toma mi mano, bailemos…no tengas
miedo, prometo aprender y no desentonar, no salir de tiempo… prometo no pisar.